Anduve milenios debajo de ella y nunca me llovió su lloro ni se inundaron mis pieles por su causa. Su cara nunca la imaginé tal y como era en realidad...comprendí que en ello residía parte del misterio secreto de su danza. A la espera me mantuve. Habia estado lamiendo las saetas sin dolor ni sobresaltos y con paciencia maestra e inolora. No eché de menos el público ni sus aplausos con esas manos huecas, cuando ella apareció ... Únicamente necesité soledad y silencio. Fuimos un instante baile mutuo antes de ser Uno. Después d su llegada lenta y prodigiosa y de su beso lunático...se alzó el Telón. Un telón rojo granate que cubría todos los puntos de partida del universo.
Ella se fué y fue entonces cuando se abrieron todos los párpados del mundo. Mi duda es si yo me fui con ella.
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